La Semana Santa de Valladolid


La Semana Santa vallisoletana es algo más que una sucesión de desfiles, pasos y cofrades, es un fenómeno social en el que participan miles de personas.
Declarada de Interés Turístico Internacional, laSemana de Pasión de la ciudad del Pisuerga emerge cada año e impregna las calles de devoción, recogimiento, entrega y arte. Y como viva que está, incorpora novedades para mejorarla, para fortalecer su singularidad.
Una de esas novedades es la incorporación por parte de la Cofradía del Santo Cristo del Despojo de la nueva imagen del ‘Cristo Camino del Calvario’, obra de Miguel Ángel González Jurado y José Antonio Saavedra García, que será portada a hombros en la Procesión del Encuentro, durante la noche del Martes Santo.





Otra de las novedades es que la Cofradía de las Siete Palabras ha cambiado el nombre de la Procesión de Regla en la noche del Miércoles Santo, que pasará a denominarse ‘Procesión del Santo Cristo de las Mercedes’. En este desfile procesional, los cofrades portarán a hombros su imagen titular, obra de Pompeyo Leoni.
A su vez, la Hermandad del Santísimo Cristo de la Luz celebra el Viernes Santo el traslado de su imagen titular desde la Plaza de Santa Cruz hasta la capilla del palacio.
Por último, la procesión del Domingo de Ramos con la salida de la imagen de Cristo a lomos de la burriquilla desde la Catedral, para terminar la procesión en la iglesia de la Vera Cruz, después de recorrer la calle Platerías.


Una Semana Santa que nació el 16 de marzo de 1498 cuando el Consistorio vallisoletano donó a la cofradía penitencial de la Santa Vera-Cruz todo lo necesario para levantar el humilladero de la Puerta del Campo.
La Semana Santa de Valladolid ha tenido, como mínimo, dos etapas diferentes. La primera se inicia en el siglo XVI y alcanza su máximo esplendor en el XVII. En esta época florecen las cofradías penitenciales y los escultores de renombre que dejan su arte en madera para la posteridad. Durante este tiempo, las históricas cofradías de la Vera Cruz, Pasión, Angustias, Piedad y Nazarenos se repartieron los días, las horas y los itinerarios de las procesiones, cuando en sus orígenes se realizaban en los interiores de los conventos. Es más, cada penitencial tenía su propia procesión y no asistía a la de los demás.
Esta etapa empezó a perder vigor a partir del siglo XVIII, languideciendo hasta casi desaparecer en poco más de cien años. Según cuentan las crónicas, un cierto puritanismo, la necesidad de romper con el pasado y determinados avatares políticos como la desamortización de Mendizábal en el año 1836 dejaron muy maltrecha la Semana Santa vallisoletana, hasta el punto de que se pierde la costumbre de sacar a la calle los pasos creados por los mejores imagineros del mundo, muchos de los cuales quedan abandonados en los sótanos del Palacio de Santa Cruz, por aquel entonces Museo Provincial de Bellas Artes. Las celebraciones caen en el olvido.

En la fase actual
La Semana Santa, tal y como se conoce hoy, tiene su ser en 1923 cuando el arzobispo Gandásegui, con la colaboración de Juan Agapito y Revilla, Francisco Cossío y otros ilustres vallisoletanos, recuperaron los desfiles procesionales para la ciudad de Valladolid, que en la actualidad realizan un total de 19 cofradías entre el Viernes de Dolores y el Domingo de Resurrección.
La nueva Semana Santa comienza a cobrar vida –con un único paréntesis: la Guerra Civil–; las viejas estampas dieron paso a otras nuevas, perdiéndose las tradiciones de bajar las sillas de casa para contemplar la procesión del Viernes Santo o la de arrojar piedras a los sayones, y volvió a destacar el buen hacer de los imagineros Gregorio Fernández, Juan de Juni y Francisco del Rincón, entre otros, que con sus tallas y el fervor de las diecinueve cofradías escenifican una de las mejores representaciones de la Pasión de Cristo de todo el panorama español.

Tallas humanas
Cada hermandad, cada cofradía, verá en sus pasos titulares las imágenes más importantes de la Semana Santa vallisoletana. Tal y como afirma José Miguel Román Vaquero, presidente de la Junta de Cofradías de Semana Santa de Valladolid, «para el cofrade, ‘su’ Virgen, ‘su’ Cristo es más humano de lo que pueda representar la propia talla. Por eso, la Semana Santa vallisoletana ha perdurado al paso de los tiempos y al modismo de convertir cualquier fiesta en una ocasión para escapar de la rutina y del trabajo diario».


Pero la parte más humana de la Semana Santa está protagonizada por los cofrades y sus cofradías, cuya historia empieza con el nacimiento en 1498 de la cofradía Penitencial de la Santa Vera-Cruz organizando, desde hace varias décadas, el ofrecimiento de los Dolores de Valladolid que realiza con su imagen titular ‘La Virgen de la Cruz’. La cofradía se distingue por ser la primera que utilizó capa en su hábito y dotó de ruedas a su paso. Del mismo siglo es el origen de La Venerable Orden Tercera de San Francisco, que en el año 1924 los terciarios desfilaron en la Procesión General, acompañando el paso de la Santa Cruz, con el Lignum Crucis, tras el Cristo del Sepulcro.


Ya en 1531 se incorpora a la lista de cofradías la de la Sagrada Pasión de Cristo; en 1578 se constituye la cofradía de Nuestra Señora de la Piedad, ligada a los reos liberados en la tarde del Jueves Santo durante la procesión denominada de Penitencia y Caridad, y unos años más tarde surge en la orden de San Agustín la cofradía Penitencial de Nuestro Padre Jesús Nazareno, que se encarga desde 1954 de la Estación de Penitencia en la Catedral. En el año 1805, un grupo de fieles daban culto y escoltaban en sus procesiones al Santo Cristo Crucificado, conocido por el Cristo de los Carboneros. De ahí nace la cofradía de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo. A su vez, en 1930 queda constituida la cofradía del Santo Entierro, mientras que el 13 de marzo de 1939 un grupo de hortelanos y jardineros constituyen la Cofradía de la Oración del Huerto, mientras el 26 de marzo se conformaba la Cofradía del Descendimiento, que en 1954 se funde con la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.


La cofradía Penitencial y Sacramental de la Sagrada Cena fue fundada en el año 1940, y tres años más tarde ve la luz la Cofradía del Santo Cristo del Despojo, cuya participación con hábito data del la Semana Santa de 1944.
En esa fecha se erige en la iglesia de Nuestra Señora del Carmen la Cofradía de la Exaltación de la Santa Cruz, que celebra los Martes Santo un Vía-Crucis, y la cofradía del Santo Cristo de los Artilleros, que engloba al personal del Cuerpo de Ingenieros de Armamento de la Fábrica Nacional. También en ese año nace la cofradía del Santo Sepulcro y del Santísimo Cristo del Consuelo porque cuatro antes vio la luz la Hermandad Universitaria del Santísimo Cristo de la Luz, bajo el patronato de la Universidad de Valladolid. Cierra el ciclo, la creación en 1960 de la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Resucitado y María Santísima de la Alegría, que tomó el nombre y los cometidos de otra del siglo XVI.

Pregón en la Plaza Mayor
Cada paso, cada talla, cada rezo..., todo es importante en la Semana Santa vallisoletana, aunque el turista siempre reconoce su atracción por el Sermón de las Siete Palabras, que comenzó a pronunciarse en la Catedral para más tarde, en 1943, trasladarse a la Plaza Mayor. Un año después, un grupo de cofrades salió a caballo para pregonar por la ciudad el anuncio del Sermón. El acto comienza a celebrarse a las ocho y media de la mañana del Viernes Santo, cuando el pregonero del Sermón de las Siete Palabras (que este año 2010 proclamará el cardenal arzobispo emérito de Sevilla, el vallisoletano Carlos Amigo Vallejo), que se desarrolla a las doce del mediodía en la Plaza Mayor, recoge en el Palacio Arzobispal, y de manos del prelado, el pergamino del pregón, leído en diferentes puntos de la ciudad. Cada una de las palabras está representada por su paso.

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